jueves, 24 de abril de 2008
Envidia
Una cosa es la Emulación: El deseo de desarrollar una habilidad en que otro sobresale La emulación es un impulso de lo mas positivo, el hijo mejor formado del agonismo bien entendido, primo de la deportividad y del Fair play. Hablamos de la envidia. Esa tendencia a igualar a lo demás a base de cercenarles los piés. La catapulta de la que salen frases como "A quien se la habrá chupado esa para estar donde está", "Claro, si yo tuviese todo el día para entrenar, también haría esas cosas". La envidia es una herramienta oxidada que cohesiona a los mediocres, tampona las heridas de la soberbia, envenena las espinas de la ira... Sirve para muchas cosas, pero arruina todo lo que toca. La envidía es omnipresente. Si luchas contra ella generarás la mayor de las desconfianzas.
Primero, dudarán de tu inteligencia. Pensarán que alguíen que sólo habla bién de los demás sólo puede ser medio tonto.
Segundo, dudarán de tu honestidad, porque cree todo envidioso que todos son de su condición, o mejor, que no hay otra posible.
Los actores, y siento decirlo pero lo creo, las actrices son especialmente vulnerables a este mal, sobre todo las de cierta edad. No solo es una cuestión de género. Hay 7 actrices por cada actor, y un número mucho mas limitado de tipos que pueden interpretar. La competencia entre ellas es feroz y feroces las envidias.
En las artes Marciales, la envidia es la responsable de la proliferación castrante de estilos ,escuelas,federaciones, asociaciones y chiringuitos personalistas varios. El judo empezó con la tontería de los cinturones de colores, para los niños occidentales sobre todo... Y visto el número de practicantes que ésa y otras discutibles "innovaciones" trajeron, se extendió a estilos que nada tenían que ver con un arte marcial convertido en deporte educativo.
Y el cine, oh el cine... Se nos van Almodovar, Amenabar, Javier Bardem, Victoria Abril, Carmen Maura... Por la misma puerta que se fueron Picasso, Dalí, Miró.
En este país el éxito es imperdonable. Envenena el aire a tu alrededor.
En el caldo de cultivo de la envidia crece el hongo del amarillismo. El placer por regodearse en las miserias humanas. Los que saben de Fernan Gomez solamente lo de "A la Mierda" o de Umbral sólo lo de "He venido a hablar de mi libro" deben alarmarse: padecen la fiebre amarilla.
Los que escriben biografías donde sólo se cuenta lo que hace que Brando o Dean sean tan vulnerables como cualquier hijo de vecino, deben ser considerados agentes infecciosos.
La emulación es la madre de la cultura occidental.
La envidia está siendo nuestra némesis, porque si el envidioso llega a creerse sus calumnias
¿Que motivo queda para emular al envidiado?
Ninguno.
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