miércoles, 12 de marzo de 2008

Quemandose en el paraiso...


En la vida real, los libertinos no mueren casi nunca.
Hablo de una muerte trágica
a lo Valmont o a lo Don Juan o a lo Byron.
Simplemente cambian. Se enamoran tarde o temprano.
Y sufren. Sufren porque no están acostumbrados a amar
a la misma persona. Porque se ven en el bando
de los que antes despreciaron.
Sufren el tormento de los celos.
Porque demasiado conocen la debilidad del ser humano,
y la fuerza de la tentación, y las omnipresentes maniobras
de los tentadores, y donde radica
su dificilmente resistible atractivo.
Se palpan la cabeza cada mañana
buscando "la inevitable cornamenta",
Sufren porque los años llegan,
y vuelven menos apto el cuerpo
para los placeres físicos intensos.
Sólo los poetas conservan la cordura.
Casanova de viejo tuvo que escribir sus memorias.
Soportó así verse convertido en bibliotecario.

En la literatura, el libertino,
como buen personaje trágico, muere por no cambiar.
En la vida, la inteligencia nos salva de la Tragedia.
Cambiamos por no morir.

Pero algunos se rinden a la tentación
de atar corto la Vida y el Arte.
Pienso en John Wilmot
segundo conde de Rochester:

"Then give me health, wealth, mirth, and wine,
And if busy Love intrenches,
There's a sweet, soft page of mine
Does the trick worth forty wenches."

El hombre que coronó a su mono
como Calígula coronó a su caballo.

Y doy gracias.
La fortuna no me ha dado los medios
ni el Amor me ha dejado volverme
un elegante hijo de perra.
La sífilis me ha respetado.

Te miro. Eres hermosa. Felina.
Inteligente. Dificil.
Lo sabes y no lo niegas.
Oyes "Seducción" y te vuelves
como si fuese tu nombre propio.
Te quieres.
Pero nunca estarás satisfecha contigo misma.
Sería preciso rehacer el mundo.

Mi mrs Barry y mi mrs Lovett.
El inquieto sueño de Pygmalión.


1 comentario:

Anónimo dijo...

¿Recuerdas cuando el Conde Drácula caminaba por un lado, y su sombra por otro? ¿Cuál de los dos era el real? ¿Un lobo come lobo?

Touché... Me has dejado sin palabras.

M. Gautier.