jueves, 19 de marzo de 2009
Un día hablaba con un amiguete mío, alemán por más señas, afincado en España, sobre la perplejidad de éste último acerca del funcionamiento de esta agusanada piel de toro. Con él había tenido siempre esa pose optimista del españolito lllamemosle progre, encantado de mostrar lo mucho que hemos avanzado políticamente en el pasado siglo, tratando de mostrar con cierta amable condescendencia que aquí se vive en un pais europeo y moderno, aunque con peculiaridades "Typical spanish".
Al cabo de una horas de conversación me rendí. Tras saltar de tema en tema, y toparme con la perplejidad de mi germánico interlocutor, no tuve más remedio que apearme de mi optimismo y reconocer la verdad:
En españa tratamos de autoengañarnos pensando que hay política, que hay deporte, que hay ciencia, que hay cultura... En definitiva, que hay instituciones.
Pero eso es, lamentablemente, una apariencia.
La única forma de entender lo que realmente pasa en España es rendirse a la evidencia de que es una estructura Caciquil.
Así de crudo.
Así, no hay política basada en partidos con una ideología, y con unos procedimientos que trascienden el personalismo del líder de turno: Hay cortijos, y no se eligen partidos, se eligen señoritos. No hay arte: Hay señores que se han creado sus cortijos para el cultivo extensivo y acaparamiento de subvenciones. No hay cine: están el cortijo de Almodovar, el cortijo de Garci...
No hay instituciones reales, porque aunque aparentemente las haya, cada cambio de cabeza visible supone un cambio de equipo, planteamientos...
Con lo que es imposible no recomenzar todo de nuevo. A partir de cero.
Es el único concepto, que convenientemente explicado, pudo hacer que mi alemán dijese..."Ach...so" y comprendiese el estado de cosas.
De hecho, la crísis en españa es peor porque el "Cortijus máximus" del país está formado por los caciques del ladrillo. Y donde más se nota es a nivel municipal.
Señores, estoy harto de ver municipios donde fáltan médicos, o donde no hay apenas programación cultural... Mientras no paran de construirse mastodónticos centros de salud, o auditorios desmesurados, en los que cabe todo el pueblo, contando las ovejas, y sobra espacio. Donde se levantan estadios deportivos que lo tienen todo, menos material (La compra de material no genera comisiones bajo mano), y que se financian a base de unos precios decididamente impopulares.
Porque el cachondeo de la recalificación de terrenos es, simplemente, un robo descarado de algo que es patrimonio municipal, ergo de todos...
Que decir del Madrid de Gallardón. Un festival del chanchullo. Una ciudad donde las instalaciones deportivas municipales son más caras que las privadas, donde el transporte público es en relación al sueldo medio, el más caro de Europa. Donde se cierra el Albeniz para poder justificar el Canal. Otro cortijo.
No me extraña que el alemán acabase por volverse...
A mi, francamente, cada vez me dan más ganas de pedirle asilo político...
martes, 17 de marzo de 2009
Los criticos asilvestrados.
Que si, que si.
Que que bonita es la democracia y la libertad que nos procura la república independiente de internet. Que bonito esto de compartir la información sin censura, sin cortapisas...
Y también sin ninguna responsabilidad.
Lejos de mi la intención de querer privar al sufrido ciudadano medio de su "Rincón del desahogo". No se trata de volver a la era de los medios controlados, censurados, cerrados y dogmáticos.
Sólo vuelvo la tortilla de mi lado.
Como dijo Terencio:
"Si dices lo que quieres tendrás que oir lo que no quieres"
Para variar, yo también voy a quejarme.
Me quejo de los quejicas.
De un subgénero muy concreto de quejicas.
Uno particularmente irresponsable.
Esos exquisitos que abren por su cuenta y riesgo un Blog de crítica teatral.
Me he leído unos cuantos, y no sólo por que hablen de espectáculos en los que asomo hocico.
Puro interés profesional.
Los hay muy dignos, y de gente que merece un puesto en la prensa escrita, y un sueldo, porqué no.
Un aplauso para ellos.
Los hay de otra índole.
Para empezar, se huele en ellos una especial y gozoso desconocimiento de las circunstancias en las que se hace teatro aquí, en nuestra agusanada piel de toro.
Se percibe claramente su ignorancia enciclopédica de las vicisitudes del trabajo del actor, y una clara incapacidad para distinguir qué se debe, en el resultado total, a las genialidades del director, y que se pone en cuenta del día inspirado o no del intérprete.
Por supuesto, tampoco ellos se toman la molestia de ver una función un par de veces al menos antes de opinar. Casi ningún crítico profesional lo hace, al menos en España.
¿Porqué ser consecuentes con la obviedad de que cada represetnación es distinta?
No, la estadística es una ciencia que aun no ha llegado a la crítica teatral...
Y ,por lo visto, no se les pasa por la cabeza la obviedad de que, cuanto más osada es una propuesta , más riesgo se corre de que un día la función sea mediocre, o genial, por una concatenación de los astros.
Estos críticos improvisados no se dan cuenta de que, por lo menos el reparto de la obra que critican, conocen al dedillo las otras criticas anteriores, y que sus "inspiraciones" en lo que han leido de otros críticos(A pesar de su tajante estilo, no parecen fiarse mucho de su propio criterio)van a resultar evidentes.
Pero da igual: se saben maravillosamente impunes.
Como no se les puede demandar, ni nadie les pide cuentas, como no son de la profesión ni van a toparse con nadie que les saque los colores, ellos son libres.
Pueden ser sarcásticos, irónicos, insultantes. Ni se plantean que lo que dicen puede estar dañando injustamente la imagen de un actor.
Algunos pueden decir que "no tienes técnica vocal", cuando la verdad es que saliste ese día (y toda la semana)afónico con 39 de fiebre, en un estado en el que caulquier médico te daría una baja de una semana. Y eso en el Albeniz, una sala antiacustica, con todo tu texto dicho en la peor zona del escenario, entre columnas y sin micros.
Si te hubiesen visto actuar alguna otra vez en cualquier otro espectáculo, cosa más honesta a la hora de enjuiciar tus excelencias o carencias como intérprete, se hubiesen dado cuenta enseguida. Pero no, los suyo es exigir a quienes piensan que no pueden, a su vez, cuestionar sus exigencias.
Otros son tan aberrantes en su simpleza que confunden el enfoque dramaturgico que el director quiere dar a un personaje, o la elección de un vestuario con las elecciones que un actor está capacitado para hacer.
Normalmente su "conocimiento" de la obra es un conocimiento puramente literario, su concepto ideal de la puesta en escena, una especie de fiel adaptación cinematográfica del texto, sin ningun tipo de dialéctica con las puestas en escena de los últimos años. Desconocen, por lo visto, el hecho de que en una puesta en escena de un clásico es imposible dar cuenta de todos los matices de sentido y ambiguedades del texto, y que precisamente el sentido de hacer una y otra y otra revisión del texto, es irlas explorando una a una.
Ellos creen en un "ideal platónico" de la representación, que coincide con su propia lectura del texto, y todo lo demás es fallido. Se quedan en su olimpo, tantas veces historicista, museístico, nimbado de polvo, y desde allí pontifican.
El concepto de "Acción verbal" les es incomprensible.
Ellos creen que interpretar es "Decir bien" un texto, y reducen más todavía:
Quieren que lo digas "Bonito" y con naturalidad, aunque no parecen darse cuenta de que en el contexto de un clásico, practicamente ningún personaje o situación son "Naturales", sino que todo está llevado al extremo.
En el caso de nuestros clásicos, al extremo del Barroco, nada menos...
Y si, a veces comparan lo incomparable.
Quieren comparar la impresión "escrita sobre el agua" de una representación vista anoche, con la "escrita en el vapor" de otra que vieron hace diez años, cuando eran más jóvenes, sabían todavía menos, conservaban cierta generosidad (perdida con el pelo), y las circunstancias eran (mejores o peores) diferentes
Y claro, no quieren plantearse que, en el caso de los actores relativamente jóvenes, sus ingeniosamente destructivas críticas hacen daño.
Hacen daño a alguien que se esfuerza por que siga habiendo teatro, cuando los sueldos son de miseria, cuando lo habitual es verse ferreamente marcado por los directores, que tienen que dar más cancha y cuerda suelta a las viejas glorias y a los actores "mediáticos".
No importa ver reducidas aún más sus expectativas de trabajo gracias al alegre baldón que una voz anónima, amateur (odiateur o haisseur, más bien) le cuelga a la vista de todo el mundo.
Gracias, estimados críticos asilvestrados, que en vuestra vida habéis pisado un escenario, que colaboráis tan competentemente a que nadie tenga ganas de pisarlo.
Gracias por vuestra puñaladas traperas, por vuestro desahogo cotidiano.
Gracias por desanimar aún un poco más al público que deja la comodidad de su sofá para ir a un teatro.
En nombre de todos los actores, gracias.
Gracias por vuestra inconsciencia.
Alabamos vuestra heróica ignorancia.
Y como dicen los gitanos:
"Dios os de el doble de lo que nos deseáis"
PD.
Existen unos maravillosos consejos de Goethe para redactar una crítica teatral.
A lo mejor a alguno le vendría bien tomarse la molestia de buscarlos...
jueves, 18 de septiembre de 2008
Necrotube
La capacidad del ser humano de buscar lo viejo y lo conocido en lo nuevo y desconocido es, me da por pensar, mucho mayor que su capacidad de aceptar innovaciones absolutas.
Por ejemplo, la fotografía tardó décadas en sacudirse de encima los límites del retrato pictórico, el cine las rémoras de su descendencia del lenguaje teatral (Pasó tiempo hasta que a alguien se le ocurrió mover la cámara en vez de hacer entrar y salir a los actores por un lateral)
Por mucho que la publicidad trate de vendernos la idea de que somos inquietos y trepidantes, la verdad es que la tendencia a volver a lo conocido no es fácil de vencer. Lo nuevo nos asusta mas facilmente que nos fascina. A veces por suerte.
Todo esto viene a raíz de una de esas incursiones por Youtube, en las que un video te lleva a otro y acabas donde no lo esperabas. De repente, buscando algo de Gothiferio musical francés, y entre los chascarrillos y graffitis animados que abarrotan youtube, me di cuanta de que había una especie de Camposanto virtual. Clips en homenaje a difuntos. Encontré muchos en francés, supongo que por los parámetros de la búsqueda. No pondré los links por una cuestión de respeto. (No es que no me fíe de vosotros, pero como ésto es un campo abierto y nunca se sabe quién te lee, ni a que hora , ni con que nivel de alcohol en sangre...) Y me quedé pensando que al final conseguiremos que efectivamente, todo esté en la web Nuestra partida de nacimiento, nuestro currículum, nuestro diario y nuestra lápida. Internet será como ese "Doble" fantasmal del mundo que postulan algunas religiones primitivas, donde mora la imagen de las cosas, y donde mejor no tocar nada, porque en el mundo real las cosas "Cambian".
Lo más avanzado y lo más primitivo de nuestra naturaleza vuelven a coincidir cuando la idea de la muerte esta en juego. Tal vez a la mayoría no le guste pensar en ello, pero la única tecnología que busca el ser humano es la que burla a la muerte. Desde el diente artificial de silex para defenderse del oso, hasta el pulmón de acero, pasando por los "Paliativos " de la muerte: el embalsamamiento, el album de fotos, el clip en Youtube...
Así, esa chiquilla muerta en Auvernia tiene un monumento funerario que ningún faraón hubiera podido soñar.
Eso si. Puede que, en el fondo, mas fantasmal y efímero.
Y cuando mi lado más cínico empezó a preguntarse si habría cementerios virtuales, y si habría alguien dispuesto a pagar por ser "Necrologizado" en ellos...
http://catless.ncl.ac.uk/VMG/
http://www.inmemoryof.co.uk/
http://www.eladios.com.ar/
( Puedo ponerlo, al fin y al cabo son empresas)
También los cadáveres virtuales son abono
para los campos informáticos de los que otros comen.
Y para no cansar...Una pequeña reflexión.
¿Que sucedería si en vez de enterrar a los muertos ,embalsamarlos, incinerarlos, decirles misas, llevarles flores, rezarles con palabras desgastadas... dedicásemos dos minutos al día a meditar sobre en qué han enriquecido nuestras vidas?
miércoles, 17 de septiembre de 2008
Madrid. Atardedecer de domingo. Otoño
Madrid crece sobre alcantarillas llenas de cadáveres. Dos ratas por habitante y otras tantas palomas, que de vez en cuando tiñen el asfalto. Sólo se paran a mirarlas los niños, nene caca.
La gente guapa de gran vía sale de los musicales corriendo hacia sus televisores, acelera para adelantar al pirado que habla por un teléfono móvil inexistente, inmunes al resto de cordura de ese hombre derrotado que, por lo menos, finge hablar con alguien a través de algo. Psicofonía de un alma muerta para la cordura, que aún se aferra a un "otro" que no sabe o se niega a contestar. Atravieso la fila de putas novatas que tiritan, inocentes del frío que no saben que van a pasar, welcome to Madrid. ¿Porqué le doy a una dos euros para un bocadillo? No por ser una buena persona. Y me encojo de hombros y esquivo toreramente la caricia mercenaria y sonrío. Dos euros. Que barato sentirse tan tonto, y a la vez infantilmente menos... mal.
Aprieto el paso, esto no es Manhattan y yo no soy Bukovski.
Rezo a mi dios de infinita ausencia, suplico un poco de tibieza, agua limpia sobre mis moratones, esta ha sido una semana de golpes y más golpes, y la puerta de mi casa se abre con sonido de campana que anuncia final de round.
Pero en vez de chicas en bikini pasean la pancarta palomas muertas, aplastadas, ratas destripadas, y en mi rincón el cubo está repleto de lagrimas de puta y cuajarones de sangre.
Y escribo con los dientes apretados, mordiendo el bucal.
Me coso las heridas con palabras.
Me siento hermoso como crucificado
en la cuadruple sombra de los púgiles bajo los focos.
Suena la puerta de nuevo.
Adelante.
No, no quiero otro asalto...
Sólo tengo una piruleta con un corazón partido para ti.
jueves, 14 de agosto de 2008
Dejadme ser ingenuo esta noche
Dejadme ser ingenuo esta noche
Dejadme pensar que somos algo así
como Etienne Navarre e Isabeau.
(Menos rubios, tal vez, es cierto…
No se puede tener todo…)
De día tu eres un águila y yo un condottiero proscrito,
de noche yo soy un lobo y tu una dama errante.
Sólo que nuestros días no los marca el sol, y en nuestras noches no manda la luna.
Es una antigua maldición, bella de contar, terrible de sufrir.
Vuela libre, señora. Sabrás donde estoy por el brillo de mi armadura.
Posate en mi puño con el filo de la tarde.
Me tendrás de noche lamiendo tu mano, velando tu sueño.
Y en el Ocaso y en el Alba, por un sólo instante nuestro beso.
La razón para seguir. La caricia del Sol y la Luna.
No somos puros. No somos dignos.
Estamos malditos. Cierto. Merecidamente.
Pero que hermoso nuestro pecado y que gemidos de envidia levanta.
Donde estás, en tus tierras, recuérdame en tu vuelo.
Escribe mi nombre en tu cielo…
Mientras yo, lobo de las mil cicatrices
en mi bosque de asfalto
le callo a la luna mi aullido nostálgico.
miércoles, 13 de agosto de 2008
Minami Kaze
“Consolaos con lo que os pueda agradar
Que no hay noche tan larga que no termine en día”
Y como yo no creo en Dios, yo creo en Shakespeare, le haré caso.
Pero a veces no basta con Shakespeare.
A veces el consuelo no está en los planes infalibles, en las coronas de laurel, en los discursos elaborados y llenos de sabiduría. No siempre se llega a la consolación por la filosofía, por mucho que se empeñe Boecio…
A veces todo lo que uno necesita es una voz femenina , dulce, tranquila que le diga con palabras simples que todo irá bien.
A ser posible la voz de alguien que haya sufrido, haya caído en el barro, y que , misteriosamente y contra todo pronóstico, evoque cierta inocencia.
Alguien que nos diga que somos toscos , brutales, crueles, que no sabemos jugar sin hacer o hacernos daño… Pero que nos quiere.
Aunque sea mentira.
Aunque la voz venga del auricular sudado de un teléfono.
O de alguien como Meiko Kaji.
Y de repente estoy mejor.
Se me había olvidado recordar que simple soy, que niño. Que terrible la vida y que hermosa.
La suerte que tengo en el fondo, se mire como se mire…
http://es.youtube.com/watch?v=hnp1pPzxZUM&feature=related
domingo, 10 de agosto de 2008
Cinco minutos más
A veces me gusta
pararme
a mitad del camino.
Quedarme unos minutos donde se supone
que no debo estar.
Apoyarme en una esquina y …
Fotografiar la calle sin cámara.
Sólo porque no hay motivo.
Sólo porque no debería hacerlo.
Oh si, me gusta.
Pero me vuelve peligroso ¿Sabéis?
Podría elegir otro camino.
Podría no volver.
Sé que podría...
A veces me gusta
leerte entre líneas
Detectar en tus palabras
las pequeñas heridas
de tu vanidad.
Paladear
lo que he adivinado
Y luego seguir leyendo y olvidarlo todo.
Todo.
Puedes respirar con alivio….
No aspiro a recordarlo.
A veces me gusta embrutecerme. Ser indigno.
Perderme el respeto. Actuar como un imbécil.
Eso dura semanas enteras
Y es terrible, aunque sólo para mí
Alguna vez ha durado años.
Mientras más débil me hago
Más me quiere la gente.
Cuanto más daño me hago
Más simpático parezco.
Todo estriba en saber contarlo bien.
Nadie sabe lo que yo sería
Si me diese de repente por juzgar.
A veces
(Cuando intuyo que me mientes)
me gusta mostrarme dulce
Mientras imagino con fuerza
En morderte los labios
En pasarte por encima
En blanquear tu cara…
¿Nunca lo has notado?.
A veces
A veces me gusta levantarme y andar
Salir de mi tumba como un pastel sale del horno
Entre Lázaro y Magdalena
Volver a ser yo y a tener Alma.
Mi Alma insobornable.
(Llamo Alma a un proyecto
más allá de toda alteridad)
Erguirme en toda mi estatura.
Decir que en realidad...
Pero eso no os iba a gustar a nadie.
Así que me revolcaré otro poco
Entre las heces de la indulgencia.
Cinco minutos más...
Sólo otro poco...
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