lunes, 25 de junio de 2007

Medea al teléfono.
























No soporto que me digan lo que siento

cuando se que siento todo lo contrario

No soporto que siete años cuajen una losa

que te impide ver cuanto he cambiado.

No soporto tu memoria de elefanta loca.

No soporto las listas de agravios.

No soporto las deudas eternas,

el recitado perenne que no prescribe,

el canto coral de las furias.


Ni pasar a la historia como el culpable,

tu destructor, tu cruz y tu chulo,

como si nunca te hubiese dado nada.

Como si tras de mi voz sonase

Siempre

Un portazo y

la nevada del estuco en el pasillo.

Eh, yo también estoy herido.

Mujer. Mi Medea.

Lavé tus llagas con mis lágrimas.

Lo has olvidado.

Bebí el pus de tu rencor

hasta colmar el vaso.

Ya no te acuerdas.

No mas lágrimas.

Ni mas sangre.

Ni esperma.

Este Jasón pasó por el desierto.

Eligió ser de Nadie.

Se ganó el derecho de ser feliz.

Si.

Con otra.

domingo, 24 de junio de 2007

De pie al fondo de la sala.


Sale a escena. Contiene su ira.

Debiera mostrar abatimiento,

Desesperación, fragilidad.

Lucha por concentrarse, lo se.

Nadie mas pude verlo. O casi.

Me olvido de lo que debería ver

Porque lo que veo es verdad

Emociones reales y sinceras

Apoyado en un pilar al fondo

Me dejo llevar. La acepto.

Tomo sin reservas lo que me da.

Se que no estará contenta

Se que hundirá la cabeza en mi cuello

Y gruñirá vaya si gruñirá.

No querrá escuchar halagos

Me da igual. Me emociona.

Quisiera subir y besarla.

Aunque en esta obra

Mi personaje no exista.

miércoles, 20 de junio de 2007

Deus absconditus



“¿Por qué? ¿Por qué?¿Por qué?”

Le explico a un niño de tres años

Porqué hoy hace calor.

“Esta manzana es la tierra,

esta bombilla es el sol”

“¿Por qué? ¿Por qué?¿Por qué?”

El suelo es plano porque

esta pelota es el mundo,

Y este alfiler eres tu.

“Yo quiero ser la pelota”

“Y el mundo ser un melón”

“¿Por qué? ¿Por qué?¿Por qué?”

Me río, se ríe, jugamos.

He resistido a la tentación.

Al centésimo “Por qué”

Pensé en recurrir a Dios.

lunes, 18 de junio de 2007

Pequeño encuentro.


Culebreo, me estiro, me desperezo.

Reintegrarse. Volver. Reconocerse.

Este soy yo, estas son mis manos,

esa tos viene de la habitación de al lado;

respondo con una tos seca como un disparo.

Ese chasquido es del viejo ascensor

con su jaula finisecular. Me gusta.

Me remuevo para mejor sentirme.

Aun no encuentro la clavija de la luz,

este colchón aun no tiene mi huella,

pero mis sábanas ya tienen tu olor.

Rie en rojo tu cepillo de dientes

Y se que oyes mi música. Sonrío.

Que bien te imagino, que clara...

Dejo de leer, dejo de martirizar

las páginas flageladas de curiosidad,

apuñaladas por el bolígrafo rojo

con que quisiera clavarlas en mi memoria.

Mis libros heridos se apilan sobre el radiador.

Y yo me estiro, me extiendo, bostezo.

Estoy cansado. Nada nuevo.

Oh Inercia, Oh Adrenalina, Oh Cafeína.

Santísima trinidad de que mi cuerpo

es ya viejo templo. Ya lo sabes.

Hoy he sentido mi cuerpo cómodo

en la forma de sus viejos gestos,

como un alumno avanzado

que repite una forma básica

por milesima vez y no basta.

Esta mañana, una lagartija en la carretera

Perpleja entre el sol y la lluvia

No se apartó de mi paso

Y yo por un momento

Húmedo de sudor y lluvia

Me sentí hermanado con ella.